Thatcher en plural

28.04.2013 18:22

Labor das persoas que investigan a Historia (pero non soamente delas) é facer crítica dos documentos cos que traballar. Iso significa que teñen que analizalos, teñen que comprobar a verocidade das informacións que achegan e tamén teñen que contrastalos con outras fontes, con outros documentos.

A figura da recentemente falecida Margaret Thatcher, sobre a que hai outra entrada neste blog, é un magnífico exemplo da necesidade de contrastar as informacións. Na prensa dos días posteriores ao pasamento, foron moitos os escritos que apareceron glosando a figura da británica. Por exemplo, para José María Aznar, “Su vida fue un constante impulso a la libertad. Como mujer y líder político, para el avance de la igualdad de géneros; como liberal, para el bolsillo de sus ciudadanos (…). Estaba poniendo los cimientos de una revolución conservadora que pasará a la Historia como la revolución de la libertad. (…) Logró remover cuanto obstáculo se oponía a la modernización y colocó a Inglaterra de nuevo en un primer plano económico a nivel mundial. Se enfrentó directamente con los sindicatos de la minería, a los que acabó doblegando (…)”.

Pola súa contra, o xornalista Antonio Caño afirmaba que “Sus políticas causaron sufrimiento a millones de personas abandonadas por el estado del bienestar y provocaron un fanatismo mercantilista que, con los años, llevó al sistema a su peor crisis en cerca de un siglo”.

Para Mario Vargas Llosa, Premio Nobel de Literatura, “Ella puso en marcha un programa de reformas radicales que sacudió de pies a cabeza a ese país adormecido por un socialismo anticuado y letárgico que había desmovilizado y casi castrado a la cuna de la democracia y de la Revolución Industrial, la fuente más fecunda de la modernidad. Privatizando empresas, liberalizando a los inquilinos cautivos de las viviendas municipales y convirtiéndolos en nuevos propietarios, abriendo mercados por doquier y las fronteras del país al comercio y la inversión, obligando a las empresas a competir, privándolas de los estupefacientes subsidios, atacando el rentismo e impulsando sin tregua el accionariado difundido y el capitalismo popular, su gobierno devolvió al gigante dormido el dinamismo de sus mejores tiempos y a su país una influencia en la esfera internacional que había perdido por completo. En los 80, la renta per cápita británica superó a la de Francia. Por supuesto que los sacrificios fueron enormes, pero, sin los cambios que ellos significaron, el Reino Unido estaría ahora mucho peor de lo que está".

Finalmente, un investigador chamado José Ignacio Torreblanca afirma que “la liberalización de los mercados financieros haya acabado tan mal, obligando a esos supuestamente anquilosados e ineficientes Estados a salvar a los bancos con el dinero de los contribuyentes, lo dice todo sobre la doble moral de ese tipo de liberalismo económico, siempre presto a privatizar las ganancias y a socializar las pérdidas. (…) Otra gran sombra del legado de Thatcher es que la gran liberal que fue en lo económico no se vio correspondida con un liberalismo político tan claro. (…) Y llegada la hora de hacer valer el imperio de la ley, la democracia y los derechos humanos, prefirió elogiar a Augusto Pinochet y apoyar su vuelta a Chile en justo pago por su apoyo durante la guerra de las Malvinas”.

Un personaxe, varias versións.